El avance hacia los principios de asepsia se aceleró gracias a las contribuciones de Ernst von Bergmann, un destacado cirujano y profesor en Berlín a fines del siglo XIX. Bergmann reconoció la importancia de abordar la contaminación microbiana de manera más rigurosa y recomendó la esterilización por vapor como el método ideal para erradicar gérmenes de forma más efectiva.
Los principios de antisepsia de Joseph Lister, que implicaban la reducción de microorganismos para prevenir infecciones, marcaron un importante avance en la práctica quirúrgica del siglo XIX. Sin embargo, con el tiempo, surgieron preocupaciones sobre la eficacia y la seguridad de los agentes antisépticos utilizados, así como sobre la necesidad de un enfoque más riguroso para prevenir la contaminación microbiana en el entorno quirúrgico. Estas preocupaciones llevaron al desarrollo y la adopción de los principios de asepsia, que buscaban la eliminación completa de bacterias y otros microorganismos para prevenir infecciones en el quirófano.
La esterilización por vapor, también conocida como esterilización autoclave, implica el uso de vapor de agua a alta presión y temperatura para destruir todos los microorganismos presentes en instrumentos quirúrgicos, material médico y equipos. Este método ofrece una esterilización completa y confiable, asegurando que los instrumentos estén libres de microorganismos antes de su uso en procedimientos quirúrgicos.
La recomendación de Bergmann de utilizar la esterilización por vapor como método principal de esterilización contribuyó significativamente al avance de los principios de asepsia en la práctica quirúrgica. La esterilización por vapor se convirtió en el estándar de oro para la preparación de instrumentos y equipos médicos en hospitales y clínicas, proporcionando un medio efectivo para prevenir la contaminación microbiana y reducir el riesgo de infecciones nosocomiales.
El énfasis en la asepsia, con su enfoque en la eliminación completa de bacterias, representó un avance crucial en la mejora de la seguridad y la calidad de la atención quirúrgica. La adopción generalizada de la esterilización por vapor y otros métodos de esterilización avanzados ayudó a reducir drásticamente las tasas de infección en el entorno quirúrgico, mejorando así los resultados para los pacientes y sentando las bases para la práctica quirúrgica moderna.