El tumor de células gigantes (TCG) se destaca como uno de los tumores óseos benignos más agresivos, constituyendo aproximadamente el 20% de ellos. Esta agresividad se manifiesta tanto en su comportamiento clínico como en sus características histológicas y su propensión a recidivar.
Es esencial entender su localización preferencial y la edad de presentación característica. El TCG tiende a aparecer en la porción epifisaria de los huesos largos, así como en huesos planos como la pelvis o el sacro. Además, suele afectar a individuos en la franja de edad de 20 a 40 años. Esta distribución sugiere una posible asociación con el crecimiento óseo activo y la remodelación, lo que puede explicar su mayor prevalencia en esta cohorte de edad.
La presentación clínica típica incluye dolor, que a menudo resulta de fracturas patológicas subcondrales periarticulares. Este dolor puede ser incapacitante y afectar significativamente la calidad de vida del paciente. La localización cercana a las articulaciones también puede contribuir a la gravedad de los síntomas y aumentar el riesgo de complicaciones como la limitación funcional.
Histológicamente, el TCG se caracteriza por una proliferación de células gigantes multinucleadas, estroma fibroso y áreas hemorrágicas. Aunque su clasificación como tumor benigno puede llevar a la percepción de menor peligrosidad, su capacidad para erosionar el hueso circundante y provocar fracturas patológicas demuestra su potencial para causar daño significativo.
Además, su tendencia a recidivar después del tratamiento quirúrgico agrega un componente adicional de complejidad en su manejo. La necesidad de una resección quirúrgica completa, a menudo asociada con la creación de una amplia ventana ósea para acceder a la totalidad de la cavidad tumoral, subraya la importancia de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento de estos casos.
Por último, es crucial destacar la importancia de una evaluación completa para descartar neoplasias malignas, dado que el TCG puede presentar características clínicas e histológicas que se superponen con tumores óseos malignos, lo que subraya la necesidad de una atención cuidadosa y una gestión adecuada.