El conjunto craneovertebral, también conocido como esqueleto axial, es una estructura fundamental en el cuerpo humano que comprende varias regiones anatómicas importantes, como el cráneo, las vértebras, el esternón, las costillas, la columna vertebral, el hueso coxal y el sacro. Cada una de estas partes desempeña funciones específicas y contribuye al soporte, protección y movimiento del organismo. Una característica común de todas estas estructuras es la presencia de una cavidad en su interior, que aloja el sistema nervioso central, incluyendo el encéfalo y la médula espinal, así como las raíces de los nervios espinales y sus envolturas.
La cavidad craneal, ubicada dentro del cráneo, alberga el encéfalo, que incluye el cerebro, el cerebelo y el tronco encefálico. Esta estructura ósea proporciona protección contra lesiones externas y amortigua los impactos que podrían dañar el tejido cerebral. Además, el cráneo también tiene aberturas para permitir el paso de estructuras como los nervios craneales y los vasos sanguíneos.
En cuanto a la columna vertebral, esta está compuesta por una serie de vértebras que se apilan una sobre otra, formando un canal vertebral en su interior. Este canal vertebral es el alojamiento de la médula espinal, que es una extensión del sistema nervioso central. Las vértebras también tienen agujeros a través de los cuales emergen las raíces nerviosas que forman los nervios espinales, los cuales se ramifican hacia diversas partes del cuerpo para transmitir señales sensoriales y motoras entre el cerebro y el resto del organismo.
El esternón y las costillas forman la caja torácica, que protege los órganos vitales del tórax, como el corazón y los pulmones. Dentro de esta caja torácica, la cavidad torácica alberga los pulmones y el corazón, mientras que el mediastino contiene estructuras como los grandes vasos sanguíneos y parte del sistema linfático.
El sacro y los huesos coxales forman la pelvis, una estructura en forma de cuenco que soporta el peso del cuerpo y protege los órganos pélvicos, como la vejiga y los órganos reproductivos. La cavidad pélvica también alberga parte del sistema nervioso autónomo, que controla funciones como la micción, la digestión y la reproducción.