La técnica de Banda Gástrica Ajustable Laparoscópica (BGAL) es una forma de cirugía bariátrica utilizada para ayudar en la pérdida de peso en pacientes con obesidad mórbida. Esta técnica se distingue por su capacidad de ajuste individualizado, lo que permite adaptar la restricción gástrica según las necesidades específicas de cada paciente. Esto se logra mediante el uso de bandas ajustables que rodean la parte superior del estómago, creando una pequeña bolsa gástrica superior y un estrechamiento en la entrada del estómago hacia el resto del tracto gastrointestinal.
Una de las características principales de la técnica de BGAL es su versatilidad en cuanto a los tipos de bandas ajustables que pueden utilizarse. Hay múltiples tipos de bandas ajustables disponibles en el mercado, cada una con sus propias características en cuanto a diseño, mecanismo de bloqueo y programa de ajuste. Estas diferencias pueden influir en la eficacia y seguridad de la técnica, así como en la experiencia del cirujano en su manejo.
A pesar de las variaciones entre los tipos de bandas, las técnicas de colocación de las mismas son similares en esencia. La cirugía laparoscópica se utiliza para acceder al área abdominal y colocar la banda alrededor de la parte superior del estómago, asegurándose de que se ajuste de manera segura y efectiva. La banda se conecta a un dispositivo de acceso subcutáneo que permite ajustes posteriores sin necesidad de cirugía adicional.
La principal ventaja de la BGAL sobre otras intervenciones bariátricas, como el bypass gástrico o la gastrectomía en manga, es su morbimortalidad quirúrgica inicial notablemente más baja. Esto se debe en parte a que la BGAL es menos invasiva y conlleva un menor riesgo de complicaciones quirúrgicas graves en comparación con otras cirugías bariátricas más extensas.
Además, la capacidad de ajustar la banda de manera individualizada permite adaptar la restricción gástrica a las necesidades cambiantes del paciente a lo largo del tiempo. Esto puede ser especialmente beneficioso para optimizar la pérdida de peso y minimizar los riesgos asociados con la obesidad mórbida, como la diabetes tipo 2, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.