La historia de la cirugía ha sido predominantemente contada desde la perspectiva masculina, lo que ha llevado a menudo a la omisión o minimización del papel de las mujeres en este campo. Hasta tiempos relativamente recientes, las mujeres enfrentaron numerosos obstáculos para obtener capacitación quirúrgica avanzada y para establecerse como cirujanas practicantes.
Una de las principales razones de esta limitación fue la falta de modelos femeninos a seguir en el campo de la cirugía. Hasta mediados del siglo XX, solo unas pocas mujeres habían tenido la oportunidad de practicar suficiente cirugía operatoria para convertirse en mentoras adecuadas para las generaciones futuras. Esta falta de representación y mentoría femenina en cirugía creó una barrera significativa para las mujeres que aspiraban a una carrera quirúrgica.
Además, las mujeres enfrentaron desafíos adicionales en términos de acceso a puestos hospitalarios y oportunidades de formación quirúrgica. Muchas instituciones médicas tenían políticas discriminatorias que impedían o limitaban el acceso de las mujeres a programas de residencia en cirugía u otras oportunidades de entrenamiento avanzado. Esto dejaba a las pocas cirujanas en ejercicio con opciones limitadas para especializarse y avanzar en sus carreras.
Como resultado de estas barreras, las mujeres cirujanas se vieron obligadas a emplear estrategias profesionales diferentes a las de sus colegas masculinos. Muchas tuvieron que buscar oportunidades de formación y mentoría fuera de las instituciones médicas tradicionales, recurriendo a redes informales de apoyo o buscando oportunidades de entrenamiento en el extranjero. Estas estrategias alternativas requerían una determinación adicional y un compromiso excepcional por parte de las mujeres que deseaban seguir una carrera en cirugía.
Además, las mujeres cirujanas enfrentaron desafíos únicos en términos de equilibrar sus carreras con responsabilidades familiares y sociales. La falta de políticas de licencia por maternidad y apoyo institucional para las necesidades de cuidado de los niños también dificultaba la participación activa de las mujeres en el campo de la cirugía.