El arco reflejo nervioso es un mecanismo fundamental en el sistema nervioso que permite respuestas rápidas y automáticas a estímulos del entorno. Se caracteriza por su estructura básica, que involucra la transmisión de información sensitiva desde la periferia hacia el sistema nervioso central a través de neuronas sensoriales aferentes, seguida de un procesamiento en el sistema nervioso central, y finalmente la ejecución de una respuesta a través de neuronas motoras eferentes dirigidas de vuelta hacia la periferia.
Este proceso implica al menos dos conexiones sinápticas: una entre la neurona sensorial aferente y las interneuronas en el sistema nervioso central, y otra entre las interneuronas y las neuronas motoras eferentes. Esta organización permite una rápida y eficiente transmisión de la información y una respuesta coordinada y adecuada.
El nervio vago, una de las principales vías del sistema nervioso periférico, desempeña un papel crucial en la mediación de múltiples arcos reflejos a lo largo de diversos sistemas fisiológicos, incluyendo el cardiovascular, digestivo y endocrino. Por ejemplo, en el sistema cardiovascular, el nervio vago participa en la regulación de la frecuencia cardíaca y la presión arterial a través de arcos reflejos que involucran la detección de cambios en la presión arterial y la señalización de respuestas adecuadas para mantener la homeostasis.
El nervio vago, como principal componente del sistema nervioso parasimpático, desempeña un papel integral en la regulación de una amplia variedad de funciones corporales, incluida la respuesta inmunitaria. Esta conexión entre el sistema nervioso autónomo y el sistema inmunitario se debe a la capacidad del nervio vago para transmitir señales tanto sensoriales como motoras, lo que le permite influir en la actividad inmunitaria de manera directa e indirecta.
Es importante destacar que aproximadamente el 80% de las fibras del nervio vago son sensitivas, lo que significa que transmiten información desde la periferia hacia el sistema nervioso central. Estas fibras sensitivas aferentes del vago juegan un papel crucial en la detección de señales periféricas, incluidas aquellas relacionadas con la actividad del sistema inmunitario, como la presencia de agentes patógenos, la inflamación o el estrés oxidativo.
Una vez que estas señales son detectadas por las neuronas sensitivas aferentes del vago, se transmiten hacia los núcleos del tronco del encéfalo, donde se procesa la información. Este procesamiento puede llevar a la activación de respuestas adecuadas, incluida la modulación de la actividad inmunitaria.
Por otro lado, las neuronas motoras eferentes del nervio vago también desempeñan un papel importante en la modulación de la respuesta inmunitaria. Estas neuronas se dirigen desde el tronco del encéfalo hacia la periferia y ejercen su acción principalmente a través de la liberación del neurotransmisor acetilcolina en neuronas pre- y posganglionares.
La acetilcolina liberada por las fibras del nervio vago puede interactuar con receptores nicotínicos y muscarínicos presentes en células del sistema inmunitario, como linfocitos, macrófagos y células dendríticas. Esta interacción puede modular la actividad de estas células inmunitarias, influyendo en la respuesta inflamatoria, la producción de citoquinas y la función de los linfocitos T y B.
Los arcos nerviosos vagales se integran en el encéfalo dentro del complejo dorsal del vago, que está compuesto por varias estructuras clave, incluyendo el núcleo del tracto solitario, el núcleo motor dorsal del vago y el área postrema. Estas estructuras desempeñan roles específicos en la transmisión y procesamiento de señales nerviosas relacionadas con funciones vitales como la regulación cardiovascular, digestiva y respiratoria.
Además de su papel en la regulación de funciones básicas del organismo, los arcos reflejos mediados por el nervio vago también participan en la transmisión de señales inflamatorias. Las fibras vagales aferentes detectan la presencia de agentes inflamatorios y transmiten esta información hacia el sistema nervioso central a través del núcleo del tracto solitario. Este proceso puede desencadenar respuestas como la fiebre y la modulación del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHS), que controla la secreción de glucocorticoides.