Los ligamentos suspensorios de Cooper son estructuras fibrosas que juegan un papel crucial en el soporte estructural de la mama. Estos ligamentos son responsables de mantener la forma y la posición de la mama, proporcionando estabilidad y resistencia a la fuerza de la gravedad. Su disposición anatómica es fundamental para entender su función.
Estos ligamentos se extienden desde la fascia profunda de la pared torácica hasta la dermis de la piel que cubre la mama. Esta conexión anatómica entre la pared torácica y la piel mamaria permite que los ligamentos de Cooper sirvan como anclajes que sostienen la mama en su lugar. La disposición de estos ligamentos es similar a las cuerdas de un arnés que sostienen una bolsa, distribuyendo uniformemente el peso y proporcionando un soporte estructural adecuado.
El sistema de ligamentos suspensorios de Cooper está compuesto por múltiples bandas fibrosas que se entrelazan entre sí y se extienden en diferentes direcciones. Esta disposición multicéntrica permite una distribución uniforme de la tensión en la mama, lo que evita la deformación excesiva y la ptosis (caída) prematura del tejido mamario.
Cuando los ligamentos de Cooper están debilitados o se estiran debido a factores como el envejecimiento, el embarazo, la lactancia, o cambios en el peso corporal, la capacidad de estos ligamentos para mantener la forma y la posición de la mama se ve comprometida. Esto puede resultar en una pérdida de firmeza y una mayor laxitud en la piel de la mama, lo que a menudo se manifiesta como ptosis mamaria.
Además de proporcionar soporte estructural, los ligamentos de Cooper también desempeñan un papel importante en la circulación sanguínea y linfática de la mama, al mantener los conductos y vasos sanguíneos en su lugar y prevenir la compresión excesiva que podría interferir con el flujo adecuado de líquidos y nutrientes.