La presencia de melena, caracterizada por heces negras malolientes de naturaleza alquitranada, es un importante indicador de sangrado en el tubo digestivo. Este tipo de sangrado suele asociarse con una fuente proximal en el sistema digestivo. La comprensión de este fenómeno es fundamental para los profesionales de la salud, ya que puede proporcionar pistas importantes sobre la ubicación y la gravedad de la hemorragia.
La melena se forma como resultado de la degradación de la hemoglobina por las enzimas digestivas y la flora bacteriana presentes en el intestino. Durante este proceso, la hemoglobina se descompone en hematina, lo que confiere a las heces un color característico azul parduzco o negro. Es importante destacar que más del 90% de los casos de melena están asociados con sangrado en el tracto digestivo alto, es decir, en la región que va desde el esófago hasta el duodeno. Sin embargo, es posible que el origen de la hemorragia esté en cualquier parte del tubo digestivo si el tránsito intestinal es lento, lo que permite que la sangre tenga un contacto prolongado con las enzimas digestivas y, por ende, se degrade.
La presencia de melena, por lo tanto, sugiere una hemorragia gastrointestinal alta, lo que incluye condiciones como úlceras gástricas o duodenales, esofagitis, varices esofágicas, entre otras. Estas afecciones pueden ser potencialmente graves y requerir intervención médica inmediata para controlar el sangrado y prevenir complicaciones.
Es importante destacar que, si bien la melena es un indicador de sangrado en el tracto digestivo, su ausencia no excluye la posibilidad de hemorragia. Otros signos y síntomas, como hematoquezia (sangre fresca en las heces), vómitos de sangre o signos de shock, también deben ser considerados en la evaluación de pacientes con sospecha de hemorragia gastrointestinal.