Hacia mediados del siglo XIX, la anatomía quirúrgica se consolidó como una disciplina científica de importancia dentro de la medicina. Sin embargo, se produjo un cambio significativo en la autoría de los atlas anatómicos y los textos de cirugía ilustrados: pasaron de ser escritos por anatomistas-cirujanos a ser elaborados por anatomistas dedicados exclusivamente a la anatomía. Este cambio se atribuye a varios factores.
En primer lugar, la especialización creciente en cirugía demandaba una dedicación mayor por parte de los cirujanos para perfeccionar sus habilidades quirúrgicas y mantenerse actualizados, limitando así su capacidad para realizar investigaciones anatómicas exhaustivas y producir materiales de anatomía quirúrgica.
Además, la complejidad de los procedimientos quirúrgicos en evolución requería un conocimiento anatómico más profundo, lo que generaba una demanda creciente de información anatómica precisa y detallada. Esto condujo al surgimiento de anatomistas dedicados exclusivamente a la investigación y enseñanza de la anatomía.
La anatomía misma también se desarrolló como una disciplina independiente, con su propio cuerpo de conocimiento y metodologías de investigación. Esto llevó a la formación de anatomistas cuyo enfoque principal era la investigación anatómica pura, en lugar de la aplicación práctica de la anatomía en el campo quirúrgico.
Finalmente, los avances en la ilustración anatómica exigían habilidades especializadas que no siempre estaban presentes en los cirujanos que también practicaban la anatomía. Esto condujo a una mayor colaboración entre anatomistas y artistas especializados en ilustración anatómica.