Perforación de la cavidad peritonealPerforación de la cavidad peritoneal

Cuando se produce una perforación en la cavidad peritoneal, ya sea debido a una lesión traumática, una enfermedad inflamatoria o una perforación quirúrgica inadvertida, se desencadena una serie de respuestas inflamatorias en el peritoneo, la membrana que recubre la cavidad abdominal y los órganos internos. Estas respuestas son parte del proceso de defensa del cuerpo contra la invasión bacteriana y la presencia de contenido visceral en la cavidad peritoneal.

La presencia de bacterias o contenido visceral en la cavidad peritoneal desencadena una respuesta inflamatoria localizada en el peritoneo. Esta respuesta se manifiesta mediante un aumento del flujo sanguíneo en la zona afectada, lo que lleva a una mayor permeabilidad de los vasos sanguíneos peritoneales. Como resultado, se produce un derrame de líquido desde la superficie del peritoneo hacia la cavidad peritoneal. Este líquido contiene células inflamatorias, como leucocitos, y proteínas que ayudan a combatir la infección y a limitar la propagación de la misma.

Además del aumento de la permeabilidad vascular y el derrame de líquido, el peritoneo también responde formando un exudado fibrinoso en su superficie. Esta fibrina es una proteína que forma una red insoluble que ayuda a contener la infección y a limitar su propagación dentro de la cavidad peritoneal. Sin embargo, esta fibrina también puede contribuir a la formación de adherencias entre las estructuras abdominales, como las asas intestinales, el epiplón y la pared abdominal.

Las adherencias son bandas fibrosas que se forman entre las superficies peritoneales y pueden unir estructuras intestinales entre sí o a la pared abdominal. Estas adherencias ayudan a localizar la agresión inflamatoria y limitar la propagación de la infección dentro de la cavidad peritoneal. Sin embargo, también pueden provocar complicaciones, como obstrucción intestinal, torsión intestinal o dificultad en intervenciones quirúrgicas posteriores debido a la distorsión de la anatomía normal.

En cuanto a los síntomas que se pueden observar en pacientes con perforaciones peritoneales, la presencia de adherencias y la respuesta inflamatoria localizada pueden influir en la presentación clínica. Por ejemplo, un absceso localizado puede provocar un dolor agudo y focalizado debido a la irritación de las terminaciones nerviosas en la zona afectada. Sin embargo, el peristaltismo intestinal puede permanecer relativamente normal en esta situación.

Por otro lado, en casos de procesos inflamatorios más difusos, como una perforación duodenal, el dolor abdominal tiende a ser más generalizado y puede no estar tan localizado como en el caso de un absceso. Además, la presencia de una respuesta inflamatoria más extensa puede afectar la motilidad intestinal, lo que puede resultar en la ausencia de ruidos intestinales debido a la parálisis o la disminución del peristaltismo en el intestino afectado.

 

 

 

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